domingo, 2 de enero de 2011

La dama y el recuerdo (II)

Si dijera que La dama y el recuerdo es la última novela de Francisco González Ledesma estaría mintiendo y diciendo la verdad con mi aseveración. Esta curiosa paradoja, que parece sacada de uno de los libros de Smullyan, no es tal. González Ledesma, conocido y apreciado autor de origen barcelonés, cuyas obras de novela negra poseen un fuerte trasfondo social, ha ganado numerosos premios literarios a lo largo de su extensa trayectoria. Durante unas décadas se vio obligado a escribir novela popular para ganarse la vida tras ser su primera obra (Sombras viejas) censurada por el franquismo después de ganar el Premio Internacional de Novela. Una vez terminada la carrera de abogacía, pasó a dedicarse al periodismo (simultaneándolo siempre con la escritura de bolsilibros); entonces pudo volver a publicar con su verdadero nombre, ya que la política editorial de la época respecto a las novelas populares obligaba al autor a firmar con seudónimo. Uno de los más conocidos de González Ledesma fue Silver Kane, detrás del cual publicaría centenares de novelas de espionaje y, sobre todo, del oeste, y que ha vuelto a recuperar para esta nueva novela.


La dama y el recuerdo es una novela del oeste, un western en toda regla, de ciudades con saloon repleto de girls, por cuyas calles guardadas por el sheriff transitan cowboys y gunmen, con su barbero-matasanos o médico borrachuzo y el pertinente sepulturero, posiblemente el ciudadano con más trabajo del lugar. También, al tratarse de un regreso a aquella época, resulta machista, maniquea y, eso sí, algo más explicita en sus descripciones que aquellos bolsilibros que pasaban por el filtro de la censura. Al lector actual, como decía ayer, pueden chocarle algunos aspectos de la novela dado que está escrita en 2010 y no en 1950, por ejemplo, pero González Ledesma no recupera el seudónimo en balde: escribe como lo hubiera hecho su álter ego en aquél entonces, con la misma socarronería y desparpajo, con la chulería del que puede hacerlo porque se sabe capaz.
Aquella mañana ocurrieron en Jackson, Kansas, cuatro cosas juntas que no habían ocurrido nunca: se pararon a la vez cien relojes de cuerda, llegó un jefe indio que quería comprar la paz para su pueblo, un pistolero llenó un saloon no de clientes, sino de muertos, y un hombre perfectamente vestido quiso comprar un cementerio.
Nunca antes había estado en venta el cementerio de Jackson.
La acción comienza con la llegada del pistolero Taylor a la ciudad de Jackson, en Kansas, y el atraco al banco de la ciudad por parte de unos forajidos. Taylor, que se encuentra en Jackson para ajustar cuentas a Ford, el cacique local que aprovecha su situación de poder para negociar con los indios la cesión de sus tierras para permitir el paso del ferrocarril, se ve obligado a pararles los pies a los atracadores cuando intentan sobrepasarse con una de las chicas del saloon. Porque Taylor será un peligroso pistolero pero no soporta que maltraten a una mujer ante él.

La traición de Ford al más respetado de los jefes indios de la comarca hará que Taylor tome cartas en el asunto y se gane la enemistad del político, que mandará en su búsqueda a Lancaster, posiblemente el gunman más sangriento e implacable de todo Kansas.

Entretanto, conoceremos a Ketty River, toda una dama, propietaria de unas tierras en Jackson y que intenta permanecer todo lo alejada que le es posible de la población. Cuando visita la ciudad le acompaña siempre un fiel sirviente ciego, y en ella Silver Kane (que en esta novela es además del autor un personaje, director del periódico local y propietario del cementerio) es su mayor amigo y confidente.
Otra vez el silencio se hizo espeso, otra vez al sicario se le quedó la saliva empantanada en la boca.
- ¿Y qué haces aquí?... -farfulló.
- Estaba dando una vuelta. A lo mejor me interesa comprar la casa.
- Éstos son los terrenos privados de Michael Ford, el jefe... ¿Cómo has podido entrar? Hay al menos un centinela en la puerta.
- Sí, ya le he visto.
- ¿Y?
- He acabado con él.
- No puede ser... No he oído ningún disparo...
- No hacía falta. Tengo un cuchillo que afeita en seco.
Entonces fue cuando el otro vio bien el Bowie, entonces fue cuando sintió algo parecido a una caricia metálica en la garganta.
No revelaré más de una trama que dará más vueltas que una moneda de dólar arrojada al aire y tiroteada por Lancaster. Tan solo que la escritura resulta efectiva, repleta de diálogos y frases cortas que vuelan como balas en un fuego cruzado, que posiblemente quedéis atrapados por el libro como si las espuelas se os hubieran trabado en los estribos de vuestro caballo y que es redonda y perfecta en el sencillo mecanismo que se ha impuesto González Ledesma, que se planteó el reto de si sabría escribir como en su juventud, guiado únicamente por el instinto. Y vaya si ha sabido hacerlo.

¡Larga vida a Silver Kane!

9 comentarios:

Lectora dijo...

Uhm la verdad es que me apetece un montón, esa me la compro fijo.

loquemeahorro dijo...

"Porque Taylor será un peligroso pistolero pero no soporta que maltraten a una mujer ante él"

¡Anda, pues claro! :-)

Hace poco lo comentaba en el blog de Alice Silver (creo), que en "1280 Almas" de Jim Thompson el protagonista, que no es ningún (voy a utilizar una expresión que creo que va mucho con el espíritu) mirlo blanco, no es racista, comparado con el ambiente. Y yo creo que es que el autor no "podía" con ciertas cosas.

Que muriera hasta el apuntador, vale, pero lo otro, no.

Homo libris dijo...

Sonja, a ver qué te parece, jejeje. Es divertidísima, amena pero eso sí, no esperes que sea en absoluto políticamente correcta. Es un bolsilibro agigantado, una novela pulp digna de las de la época de Silver Kane. Como señala Loquemeahorro, Taylor puede ser un peligroso pistolero pero no soporta que ante él maltraten a una mujer. Aunque los caballos, en el oeste americano, sean más útiles que aquella, jeje.

Loque, aquí hay lenguaje sexista, racista y todo lo políticamente incorrecto que quieras. La historia está escrita desde una perspectiva absolutamente maniquea, pero resulta divertida. Y es que rinde homenaje a lo que fue la novela popular española entre las décadas de los 40 y los 60... y doy fe de que González Ledesma ha sabido volver a su etapa de juventud con un arte y soltura increíbles.

Saludos.

MJGF dijo...

Te odio (*F lloriquea sobre el teclado*). Los RRMM me han dejado la Ortografía y el Manual de Gramática, en cuatro días tendré unos trescientos trabajos y cerca de cien exámenes para corregir, tengo dos fechas de entrega a minutos y a un editor respirándome en la nuca Y TÚ ME HACES ESTO.
Lo dicho. Que te odio.
F.

Homo libris dijo...

Fulgida, jo... que conste que esperaba tu comentario como agua de mayo porque sabía que te haría ilusión la entrada, pero no era mi intención someterte a más presión lectora, que conste. Eso sí, te adelanto que si te pones con la novela más de 2 horas no te dura del enganche que tendrás con ella.

(Anda, que si te enteras de una próxima que estoy preparando... :P)

¡Besotes!

@scen dijo...

Pues lo dicho, que va directo al carrito.

Isi dijo...

jolines, me ha encantado tu reseña!
Nunca he leído nada del oeste, pero es que lo pones taaaaan apetecible.
Si además se ha escrito "en la época actual", seguro que me gusta.

Lo del machismo, etc, bueno, es que en el oeste es normal, y no vamos a tener una novela así sin machismo ni nada, no? jajaj no pegaría!!
Pero de todas maneras, me escandalizaré igualmente ;)

Isi dijo...

ayyy qué susto, que me parecía que desapareció mi comentario y veo que tienes lo de la aprobación!!
uffff

Homo libris dijo...

Ascen, además sé que tienes ganas de hincarle el diente a un Silver Kane y este es uno con todas las de la ley… del salvaje oeste.

Isi, la verdad es que hoy día no es un género tan popular como antaño (aunque, por ejemplo, en el cine se siguen haciendo de cuando en cuando obras de muchísima calidad), y tal vez por eso el nuevo libro de González Ledesma, perdón, de Silver Kane tiene un valor añadido.
Lo del machismo (querido por el autor, sin duda, pues me consta que Ledesma es un verdadero caballero) tiene su puntito; ya os digo que llega a resultar chocante en un presente tan políticamente correcto (aunque se quede en las apariencias).

En cuanto a los comentarios, es que los que se escriben en entradas con más de dos semanas de antigüedad pasan por la moderación. Lo puse así hace tiempo para evitar el spam, pero la verdad es que a veces os da algún susto que otro y no está siendo de demasiada utilidad hasta la fecha. Tal vez lo quite, pues. 

Un abrazote.